Artista contemporáneo que reside en Nueva York, Berlín, y Chiang Mai, Tailandia. Sus instalaciones a menudo toman la forma de etapas o habitaciones para compartir las comidas, cocinar, leer o escuchar música; la arquitectura o las estructuras para la vida y la socialización son un elemento central en su obra.

Su trabajo está marcado por la movilidad entre la cultura tailandesa  y la cultura occidental, lo cual lo ha llevado a evidenciar la relatividad de los “artístico” y las relaciones entre el espectador y la obra, a través de instalaciones siempre críticas que aspiran a ampliar el margen de acción del creador y su influencia en el mundo cotidiano.

Ha participado en numerosas bienales, entre ellas, The 7th International Istanbul Biennial, Estambul, Turquía, 2001, 50  Bienal de Venecia, Italy, 2003 y 1999; 2a Guangzhou Trienal, Guangzhou, China, 2005; Whitney Biennial, Nueva York, 2006; Bienal de Sao Paulo, Brasil,  2006; XIV Bienal Internacional de Escultura, Carrara, Italia, 2012; 9a Gwangju Biennale, Gwangju, Corea del Sur, 2012; 30 Bienal of Artes Gráficas, Ljubljana, Eslovenia, 2013;  The  Sharjah Biennial 8 y 12, Sharjah, Emirados Árabes Unidos, 2007 y 2015.


RIRKRIT TIRAVANIJA

BUENOS AIRES | ARGENTINA | 1961

“La intervención de un campo común y hacia la expectativa del público fue un intento de acercar la vida al arte”

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Entrevista por Carol Illanes

Carol Illanes: Tu práctica artística, que ascribes a la categoría relacional, se puede leer desde la relación histórica entre el arte y la vida. ¿Cuál sería, en tu opinión, el escenario actual de esta relación?

Rirkrit Tiravanija: Tal vez siempre hay un debate sobre cuál es cuál, o un debate sobre definir las condiciones que se vuelve cultural. Los artistas son idealistas, y hacemos lo que nos parece que es seguir ese ideal, pero no siempre se tiene éxito. Y la redefinición del arte siempre ha sido la preocupación de los artistas y de otras personas relacionadas con el arte, pero tal vez sea un juego del gato y el ratón que sigue haciendo necesario el deseo.

CI: ¿Qué papel juega la institución de arte en este planteamiento?

RT: Depende de la ubicación de esas instituciones. En el centro, las instituciones continúan su comportamiento poscolonial, mientras que en la periferia las instituciones se comportan como si necesitaran ser un colonizador. Hay una amnesia absoluta hacia la historia y su pasado problemático. Las instituciones, en vez de moverse hacia adelante, a un futuro lleno de posibilidades, se han convertido en refrigeradoras de ideales congelados.

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Me parece que las instituciones de arte deberían ser al mismo tiempo los guardianes de los ideales y expresiones tanto del pasado como del presente, y los mediadores de esas ideas, pero al hacerlo tiene abrirse a los desafíos que se les abren como instituciones. Tienen que ser una plataforma abierta donde el arte se intersecta con la realidad, y en eso, un espacio de diálogo e intercambio, un lugar para desafiar a la diferencia y una plataforma para representaciones diversas; un lugar que aplaste la jerarquía pero aumente, abra, todos los sentidos del entendimiento. No deberían dictarse por miedo, ni anquilosarse con excusas burocráticas. Una institución podría ser un gran guardián del pasado y el presente, pero al serlo, al dejar el campo a las ideas y los ideales, también se convierten en la base por la que podemos proyectarnos hacia el futuro.

CI: Tus intervenciones colaborativas aprovechan situaciones cotidianas, como cocinar. ¿Podrías describir los aspectos conceptuales y formales de esta decisión?

RT: De nuevo, empezó con preguntas sobre cómo se comportan las instituciones y la percepción de qué es central y que es periferia, ¿qué tiene nombre y es innombrable?

La intervención de un campo común y hacia la expectativa del público fue un intento de acercar la vida al arte, de preguntar si al avanzar es necesario o no fijarse en el tiempo y en el espacio. Era una pregunta de la antropología y la  arqueología tanto como lo era del arte; era una pregunta de la vida tanto como de la ficción, de los fantasmas y de los vivos.

No quería hacer decoraciones, sino construir una plataforma para las ideas y desafiar la construcción idealizada, por parte del centro, del arte y su institución, que ya era una piedra sobre la que continuar.

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En lo conceptual la pregunta era cómo iba a continuar el arte después del ready-made, ¿qué motivo iba  a tener el artista para seguir adelante frente a la eventualidad de que todos los objetos se pudieran convertirse en arte?

Mi respuesta a eso fue “tomar el orinal de Duchamp, instalarlo de nuevo sobre la pared, y mearle adentro…”, tomar el ready-made y usarlo, actuar sobre él, y en ese acto, compartirlo, abrir el ready-made al uso. Y seguir usándolo y al usarlo, uno podría formar lenguaje y significado.

CI: ¿Cómo están concebidos y desarrollados tus proyectos creados para espacios específicos?

RT: Tiene mucho que ver (casi siempre) con gente, lugares, y cosas. El contexto de la existencia como punto de partida para el descubrimiento de una idea. Por mucho que pensamos que un lugar es diferente, hay similitudes, y por mucho que pensemos que todo es parecidos, hay muchas diferencias.

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